La Batalla de Puebla
El
ejército francés contaba con 6000 hombres bien armados, al mando del
General Laurencez.
Los mexicanos, pobremente equipados y sin gran entrenamiento, al
mando del General Ignacio Zaragoza, se dispusieron a enfrentar a las
fuerzas galas.
Una división de 1200 hombres ocupó los cerros de San Loreto y
Negrete. Otro grupo se encontraba en la Plaza de San José. Las
fuerzas mexicanas sumaban en total 4000 hombres aproximadamente,
entre los cuales se hallaban los indios Zacapoaxtla, quienes
tuvieron un destacado desempeño en el combate.
Siendo Benito Juárez Presidente, y por propuesta de éste, el Congreso declaró, por Ley del 17 de julio de 1861, la cesación de pagos de la deuda internacional, por el término de dos años, debido a la bancarrota en que se hallaba el gobierno de México. Los principales acreedores eran Francia, Inglaterra y España. Estos países se reunieron en la Convención de Londres en octubre de 1861 y firmaron un acuerdo de intervención en México, en defensa de los intereses. Los españoles desembarcaron en Veracruz, al mando del General Prim, en diciembre de 1861, y en enero de 1962 lo hicieron los franceses e ingleses.
Inglaterra y España acordaron la forma y las condiciones en que se realizarían los pagos, pasado ese plazo, después de numerosas negociaciones diplomáticas. Sólo quedaron en territorio mexicano las tropas francesas.
Francia, gobernada en ese tiempo por Napoleón III, decidió invadir México, deponer al Presidente Juárez, e instalar una Monarquía que respondiera a los intereses franceses, por lo que eligió para esto a Maximiliano de Habsburgo.
Los franceses, desde Veracruz, con sus fuerzas militares se dirigieron hacia el centro del país.
El primer enfrentamiento importante fue en Acultzingo, en la zona limítrofe entre Veracruz y Puebla.
El 5 de Mayo tuvo lugar la Batalla de Puebla, en la que las tropas francesas de intervención en México, fueron rechazadas por el ejército mexicano. Fue la primera vez en que un grupo en desventaja militar y numérica logró vencer a las tropas imperiales de Napoleón III.
Maximiliano, no pudiendo mantenerse como Emperador, abdicó con sus tropas ante el presidente Benito Juárez.
Se realizó un juicio en ausencia, llevado a cabo en el teatro municipal por un coronel y seis capitanes, sin derecho a apelaciones y sobre la base de un interrogatorio que en su mayor parte el Emperador se negó a contestar, se lo condenó a muerte. Murió fusilado en el Cerro de las Campanas de la ciudad de Querétaro, el 19 de junio de 1867. Sus restos fueron depositados al año siguiente en la Cripta Imperial de la Iglesia de los Capuchinos, en Viena.
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